miércoles, 26 de mayo de 2010

“La violencia en el deporte como un hecho social”


El estudio de la violencia es ya, en la sociología del deporte, un capítulo obligado. Y ello a pesar de que, en el acerbo sociológico, la violencia no constituye un tema de mucho peso. Incluso la sociología del conflicto suele detener sus pasos en el punto en que la violencia se desata.
La gran atención se basa entre quienes consideran que los hechos humanos son influenciados básicamente por el ambiente, es decir por la sociedad (creencia que está en la base de la sociología), y quienes los atribuyen a factores biológicos, sigue todavía en pie.
A finales de 1994 se ha levantado una gran polémica en la comunidad científica anglosajona, al publicarse algunos trabajos de genetistas que afirmaban haber aislado el gen de la violencia, casi como si se tratase de un virus curable. El problema, es que casualmente esos genes violentos aparecen siempre en grupos socialmente marginados, con lo cual la cuestión sigue sin resolverse. Es un círculo vicioso, en el que unos apuestan por el huevo y otros por la gallina.
Para los ambientalistas la cuestión está clara. Con independencia de que la violencia esté o no en los genes, se observa empíricamente que en aquellos sectores beneficiados por el bienestar económico y social las tendencias violentas tienden a reducirse. Sin embargo, es también la experiencia la que nos muestra que esos mismos grupos beneficiados por el bienestar pueden desencadenar en un momento dado fenómenos de violencia desmesurada, como se comprueba siempre que se implantan dictaduras.
Pero lo cierto es que la cuestión no está cerrada todavía. Sólo una más estrecha colaboración entre la biología, la psicología y la sociología podrán dar respuesta algún día a este dilema, y aislar definitivamente ese virus, si es que existe como tal enfermedad.
Ashley Montagu, que dedicó muchos años a esta cuestión, propuso que "la naturaleza humana es buena. Lo malo es la educación humana. Tenemos que adaptar ésta a las exigencias de aquella, y desengañar a la humanidad del mito de la maldad innata del género humano”. Es probable que Montagu tenga razón, pero entretanto los sociólogos centran su atención en aquellos fenómenos actuales, todavía no resueltos por la educación, que constituyen un problema social. Y la violencia en el
deporte parece que constituye claramente, ahora mismo, un problema social.
Los deportes han evolucionado y en su proceso de desarrollo se ha comprobado cómo la violencia se viene reduciendo sistemáticamente. El propio desarrollo de los deportes es casi, un proceso de acotamiento, control y reducción planificada de los comportamientos violentos y agresivos, que hoy se consideran de hecho como sinónimos de comportamiento antideportivo.
La ola de
violencia en torno al deporte provoca daños personales, materiales y morales que son evidentes.
Los deportes de masas suponen una concentración de los hechos violentos, dando mayor espectacularidad a los mismos, y el propio funcionamiento de los medios de comunicación de masas, al darles una gran resonancia, los amplifica.